Los Jardines de Villa de Este, ha sido un escenario +único para inspirar las musas de muchos artistas a través de los años, inclusive en sus buenos o no tan buenos momentos. Artistas como Carl Blechen en su obra “Parque de Villa de Este”, de 1830, en donde plasma un jardín lleno de maleza atraía la imaginación romántica. El pianista y compositor austro-húngaro Frankz Liszt, quien evocó el jardín en su obra Les Jeux d'Eaux à la Villa d'Este y dio aquí uno de sus últimos conciertos. No solo la pintura y la música se inspiraron en los Jardines de Villa de Este, el volumen de poemas de Jean Garrigue, titulado “Un paseo por el agua en la Villa de Este” de 1959, continúa una larga tradición de poesía inspirada por los jardines. Kenneth Anger filmó Eaux d'artifice entre los ingenios hidráulicos del jardín. Así que la Villa ha sido aplaudida en poesía, pintura y música.
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Villa de Este es una villa situada en Tívoli, cerca de Roma. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 2001, es una pieza maestra de la arquitectura italiana y especialmente del diseño de jardines. Fue encargada por el cardenal Hipólito II de Este (1509-1572), hijo de Alfonso I de Este y Lucrecia Borgia, y nieto del papa Alejandro VI. Había sido nombrado gobernador de Tívoli por el papa Julio III, con el regalo de la villa preexistente, la cual reconstruyó por completo siguiendo los diseños de Pirro Ligorio, bajo la dirección del arquitecto e ingeniero ferrarés Alberto Galvani, que solía trabajar muy a menudo con la familia Este.
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Pirro Ligorio, fue también el encargado de diseñar los jardines de la villa, con la asistencia de Thomaso Chiruchi de Bolonia, considerado como uno de los mejores ingenieros hidráulicos de siglo xvi; Chiruchi había trabajado en las fuentes de la Villa Lante. En la Villa de Este le ayudó en los diseños técnicos de las fuentes un francés, Claude Venard, quien era un experto creador de órganos de agua.
El cardenal Alejandro de Este reparó y amplió los jardines en 1605. En el siglo xviii, la villa y sus jardines pasan a la casa de Habsburgo-Lorena después de que Hércules III de Este se los legara a su hija María Beatriz, casada con el archiduque Fernando de Austria-Este. La villa y sus jardines fueron descuidados. Los ingenios hidráulicos caen en desuso y muchas de las esculturas decorativas encargadas por Hipólito de Este se dispersan por distintos lugares. La situación cambió durante la tenencia del cardenal Gustav von Hohenlohe; hasta que fue adquirida por el Estado Italiano después de la Primera Guerra Mundial, restaurada y amueblada de nuevo con pinturas de los almacenes de la Galería Nacional de Roma.
El plan del jardín se organiza en torno a un eje central con ejes secundarios que lo cortan de un carácter calculadamente variado, refrescado por alrededor de quinientos chorros en fuentes, cascadas y abrevaderos de agua. El agua abundante lo proporciona el río Aniene, que en parte es desviado a través de la ciudad, una distancia de un kilómetro, y por el manantial Rivellese, que proporciona una cisterna por debajo del patio de la villa. El jardín está integrado actualmente entre los Grandi Giardini Italiani.
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La terraza más alta de la Villa acaba en una balconada con balaustrada en la parte izquierda, con una vista general sobre la llanura que queda por debajo. Dos tramos de escalera simétricos flanquean el eje central y llevan a la siguiente terraza del jardín, con la gruta de Diana, ricamente decorada con frescos y mosaico de guijarro a un lado y la Fontana del Bicchierone («Fuente de la gran taza») en el centro, indirectamente atribuida a Bernini, donde el agua surge de una aparente roca natural en una pila con forma de concha.
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Para descender al siguiente nivel, el visitante tiene que coger escaleras a cualquiera de los dos extremos - el elaborado complejo de fuentes denominado la Rometta (“la pequeña Roma”) queda en el extremo de la izquierda— para ver toda la longitud de Las cien fuentes en el siguiente nivel, donde los chorros de agua llenan un largo y rústico abrevadero, y la Fontana dell'Ovato (“Fuente Oval”) de Pirro Ligorio acaba la vista cruzada. Un visitante puede caminar por detrás del agua a través de la arcada almohadillada del ninfeo cóncavo, que está habitado por ninfas de mármol obra de Giovanni Battista della Porta. Sobre el ninfeo, la escultura de Pegasus recuerda al visitante la fuente de Hipocrene en el Parnaso, hogar de las Musas.
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Esta terraza se une a la siguiente gracias a la central “fuente de los dragones” que domina la perspectiva central de los jardines, construida para una visita en 1572 del papa Gregorio XIII cuyo blasón contiene un dragón. Las escaleras centrales llevan a través de una ladera de madera hasta tres estanques de peces colocados en el eje cruzado en el punto más bajo de los jardines, terminando a la derecha junto al órgano de agua de la “fuente de Neptuno”.
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